viernes, 1 de noviembre de 2024

Las inundaciones y el Proyecto Arrendajo


Áreas extensas del País Valenciano, Castilla La Mancha y Andalucía han quedado arrasadas por devastadoras inundaciones. Hay más de 150 personas fallecidas desaparecidas, y los daños son inmensos, en las tierras de cultivo, en las poblaciones, en las infraestructuras, en los automóviles, en las viviendas, en todo.

Esto sucede justamente cuando comienza la VI Campaña del Proyecto Arrendajo, para recolectar y sembrar bellotas.

Estas riadas, tan terribles, han venido precedidas de casi tres años de sequía pertinaz, de destructoras olas de calor, de elevación de la temperatura del agua del Mediterráneo a cifras antes jamás conocidas, de huracanes demoledores y de otras anomalías climáticas. Y sabemos que van a ir seguidas de las mismas calamidades, aunque cada vez más graves, las cuales se irán extendiendo a otros territorios.

Las causas son la agricultura industrial y capitalista, para servir a las grandes ciudades y para la exportación, el sistema de enormes megalópolis y campos abandonados, la casi extinción de la pequeña propiedad campesina de autoconsumo y la desforestación que todo ello origina, ya aterradora por colosal.

Forestar con especies autóctonas es la solución. En la Guía del Proyecto Arrendajo, que recientemente hemos publicado, se explica todo ello, y se exhorta a solucionarlo, forestando con especies autóctonas, en particular con quercus, los árboles productores de bellotas.

En ella se expone que la situación en todo el litoral mediterráneo es catastrófica, con una sequía general que está desertificando todo, y con unas inundaciones tan destructivas que devastan la zona. Tal está sucediendo no sólo en la península Ibérica sino en Grecia, Turquía, Argelia, Libia, etc.

Así pues, llamamos a forestar y a dar a conocer el Proyecto Arrendajo. Os pedimos que deis toda la difusión posible a la Guía, que la leáis y estudiéis, que forméis grupos para hacerlo y que pongáis manos a la obra en la tarea de recoger y sembrar bellotas.

El mar Mediterráneo, para no convertirse en un nuevo mar muerto, en un gran pozo infecto de sal, calor, sequedad extrema y ausencia de vida, necesita una orla de arbolado autóctono de 60-80 kilómetros de profundidad tierra adentro, por todo su litoral.

A lograrlo pretende contribuir el Proyecto Arrendajo.

Asociación del Común

asocdelcomun@gmail.com

martes, 22 de octubre de 2024

GUÍA DEL PROYECTO ARRENDAJO

 

Guía del PROYECTO ARRENDAJO
Asociación del Común 

     El objetivo del PROYECTO ARRENDAJO es promover la forestación de la península Ibérica con especies autóctonas por medio de la iniciativa, el compromiso, el esfuerzo y la creatividad popular, individual y colectiva. Se concentra en los quercus (encinas, robles, quejigos, alcornoques y coscojas), por lo que cada año, cuando llega el otoño y maduran sus frutos, que son sus semillas, llama a recoger bellotas y a sembrarlas. No olvida al resto del arbolado autóctono, por lo que promueve otras especies de árboles y arbustos, el sauco, etc.

               Su meta es propiciar un gran avance en la forestación del país, actuando durante veinte años. La primera campaña de siembra de bellotas fue en la temporada 2019-2020, siendo los meses de noviembre, diciembre y enero, en los que hay bellotas, aquellos en que el PROYECTO ARRENDAJO concentra su actividad.

 

                              Lo que está sucediendo

               La deforestación alcanza ya proporciones bastante preocupantes en todo el planeta. El Amazonas, las grandes islas del sur de Asia, Borneo en especial, el centro de África y otros territorios decisivos para la continuidad del régimen climático e hídrico en todo el planeta están viendo menguar aceleradamente su cubierta arbórea. Lo mismo ocurre en las áreas templadas, como es el caso de Europa, donde la expansión de la agricultura y la urbanización hiperactiva reducen a su mínima expresión los bosques autóctonos.  

Como consecuencia, está gravemente dañada la red de “ríos de vapor”, o “ríos voladores”, que circulan por la alta atmósfera, provenientes del vapor de agua que segregan por las hojas los árboles de los bosques. Aquéllos son básicos en la regulación del clima planetario. Pocos bosques equivale a poca evapotranspiración, lo que lleva a una caída dramática de la cantidad de vapor de agua en la atmósfera. Esto origina sequías devastadoras y duraderas olas de calor de gran intensidad.

La causa principal de tales anomalías es, en efecto, la ampliación de la agricultura grancapitalista mecanizada y quimizada, el acrecentamiento de las grandes ciudades y sus descomunales áreas periurbanas y conurbanas, las nuevas explotaciones mineras y petrolíferas, los deletéreos campos de aerogeneradores y placas solares, los pastizales post bosque para el ganado que abastece a los establecimientos de comida rápida, los cultivos forestales de eucaliptos y pinos, los enormes campos de tiro y maniobras de los ejércitos, la funesta industria del ocio y el turismo, las grandes infraestructuras y otros factores causales.

Todo ello sumado está dejando sin arbolado y sin bosques al planeta. Tal es la verdadera causa del llamado “cambio climático”, o “calentamiento global”. El problema es muchísimo más que el aumento de las temperaturas, pues engloba una suma interrelacionada de graves disfunciones y complicaciones.

Tales son las sequías de años de duración, la desaparición por desecación  de ríos y arroyos así como de lagos y lagunas, las inundaciones catastróficas, las devastadoras oleadas de calor, el descenso continuado de la capa freática y el vaciamiento de acuíferos, los huracanes más calamitosos con enormes perjuicios materiales y numerosas víctimas, las arrasadoras tormentas de hielo y nieve, la desertificación y erosión de los suelos con pérdida creciente de materia orgánica y declive de su fertilidad natural, el pardeamiento de los árboles y el incremento de los que enferman y mueren por la combinación de las anomalías citadas, el progresivo quebranto de la capacidad germinativa de los frutos y semillas de árboles y arbustos, la reducción de la fauna y la flora por desaparición de especies y mengua del número de individuos de cada una de ellas, los incendios forestales catastróficos que lo arrasan todo, favorecidos por el descenso continuado de la humedad relativa del aire y el agravamiento de la sequía estival, el descenso de las cosechas, el desabastecimiento del agua potable en cada vez más ciudades y poblaciones de casi todos los países así como muchos problemas similares más.

La reducción continuada de las superficies boscosas y arboladas es consecuencia, principalmente, de la multiplicación de las áreas, progresivamente colosales, destinadas a la agricultura industrial que abastece a las megalópolis. Estas aumentan debido a que son el espacio físico en que se asienta y organiza en cada país el ente estatal, así como las grandes firmas y empresas multinacionales capitalistas. El crecimiento descomunal del poder de los Estados y del gran capital que ha tenido lugar en los últimos decenios explica el actual auge maligno de las megalópolis en todo el planeta y, por tanto, de la negatividad de la agricultura y ganadería que las abastecen, cuyo fundamento, y a la vez consecuencia, es la destrucción de los bosques, la deforestación.

Particularmente afectada está siendo la cuenca del Mediterráneo, en especial Grecia, Italia, Turquía, Argelia, Libia, Marruecos y España, donde llueve cada vez menos y con cada vez peor calidad, y donde la flora silvestre, árboles, arbustos y hierbas, desaparece, con ríos que dejan de correr, lagos que se secan, acuíferos que se vacían y numerosas urbes y poblaciones con restricciones en el consumo casero de agua. Además, hay inundaciones de una gravedad nunca conocida, olas de calor aterradoras e incendios incontrolables. Todo lo cual está reduciendo el volumen de las cosechas de cereales, aceite de oliva, etc. Los gobiernos de varios de esos países han decidido que van a producir agua para el consumo humano a partir de instalaciones industriales desalinizadoras, en algún caso energéticamente abastecidas por centrales nucleares…

Los expertos en meteorología deben explicar por qué están reduciéndose dramáticamente las lluvias en toda la cuenca del Mediterráneo a pesar de que las altas temperaturas actuales del agua de este mar ocasionan una evaporación descomunal, que debería causar, en principio, un aumento significativo de las precipitaciones en su litoral y aledaños. Que eso no esté sucediendo parece confirmar el argumento de que las masas de arbolado resultan ser imprescindibles para que tengan lugar las lluvias.

Únicamente una orla de vegetación autóctona arbórea y arbustiva, que cubra toda la franja costera mediterránea, hasta 60-80 kilómetros tierra adentro, puede estabilizar estos territorios, evitando que se degraden a simple continuidad del desierto del Sahara. Pero esto es imposible de realizar bajo el actual orden, también porque en la actualidad lo principal de los recursos materiales están destinados a la guerra contra las superpotencias rivales. En nuestro caso, la Unión Europea, como parte de la OTAN, contra Rusia-China.

No es sólo la cuenca mediterránea la que padece aberraciones climáticas. En el sur de Asia el sistema monzónico está degenerando y desintegrándose, de manera que son cada vez más los años en que la temporada de lluvias, el verano, no tiene lugar o lo hace con precipitaciones mínimas, sin que falten otros años de precipitaciones muy excesivas e inundaciones descomunales. Como consecuencia, la sequía azota a los países de la zona, sobre todo a la India, entregada a un desarrollo capitalista acelerado, de una notable zafiedad e inmoralidad, que está dando al traste con la mayor parte de su superficie forestal. Por ello, la mayor parte del agua de ese país para el consumo humano está altamente contaminada con productos químicos y metales pesados, a la vez que la cosecha de arroz y otros cultivos básicos menguan por la sequía.

Todos los sistemas monzónicos de las áreas tropicales o subtropicales, también los de América, África, Australia y Oceanía, se están viniendo abajo. Estremece pensar en sus consecuencias, disminución de las cosechas, falta de agua potable, desertificación, hambrunas, etc.

En los países templados las olas de calor y la escasez de lluvias también se dan. Es el caso de Canadá, que se está desecando, el Medio Oeste de EEUU, Méjico, casi toda China, extensas áreas de Rusia, buena parte de Irán, grandes porciones de Alemania, Francia, Suecia, Polonia, Rumania y otros países europeos. En África, el Sahel se está quedando sin población, además de sin ganados, sin flora y sin fauna silvestre, pues ha dejado de llover regularmente hace ya varios decenios, al mismo tiempo que padece inundaciones trágicas.

Brasil, por causa de la explotación despiadada de la selva amazónica con deforestación sistémica, ha entrado en el ciclo infernal de las sequias de larga duración, las olas de calor exterminadoras, las inundaciones devastadoras y los incendios forestales descomunales, anomalías que se extienden a los demás países de la zona, Argentina, Colombia, etc. En Centroamérica, el canal de Panamá sólo puede prestar servicios mínimos porque le falta agua debido a la sequía pertinaz.

El fenómeno mundial conocido como la “desaparición de los ríos”, porque se secan, o semi secan, explica bien lo trágico de la situación y la necesidad de comprometerse y pasar a la acción.

Las explicaciones patrañeras

La argumentación oficial niega que la causa de las múltiples y cada vez más graves anomalías climáticas e hídricas se deban a la pérdida de la cubierta arbórea, culpando de ello al gas dióxido de carbono, producido por el uso masivo de los combustibles fósiles, que ocasiona lo que denominan “efecto invernadero”, supuestamente originador del “calentamiento global”.

Tal aserción no tiene fundamento experiencial, fáctico, siendo una mera proyección, o cálculo, por ordenador, carente de capacidad probatoria, por tanto, de verdad. El actual incremento del dióxido de carbono atmosférico en relación con la fase preindustrial es reducido, y por su pequeñez no puede ser causa de nada importante. Dicho gas ha existido en la atmósfera en cantidades extraordinariamente variables durante los pasados tiempos geológicos, lo que no ha afectado a los cambios termométricos en el planeta. Los hechos muestran que no es el calor el originador de la sequía, sino que la fatal reducción de las precipitaciones es la causa número uno de las olas de calor. Si fuese el aumento de las temperaturas el elemento causal primero, estaríamos, en el caso de la península Ibérica, con un clima tropical, de muchas lluvias y elevada humedad, pero no es así, pues aquél está evolucionando hacia el propio de los desiertos. La experiencia humana milenaria, así como la sana sabiduría popular, enseña que la destrucción de los bosques ocasiona sequía, con desaparición de manantiales y corrientes de agua, lo que produce un aumento de las temperaturas tanto como una desestabilización general de las condiciones atmosféricas. Al mismo tiempo, la reforestación masiva en áreas desérticas, como se está realizando en ciertos lugares de Australia, Brasil, etc., hace que vuelvan las lluvias, retornen a manar los manantiales y reaparezcan los arroyos, con la consiguiente mengua termométrica, pues, como afirma el dicho popular, “el agua refresca el ambiente”.

Un estudioso de la materia sintetiza el asunto con una frase tan lapidaria como llena de verdad, “la transpiración de las plantas resta calor al medio”, por lo que la reducción de aquéllas a muy poco por la deforestación general explica el “calentamiento global” que torticeramente invoca la propaganda oficial.

La teorética sobre el “efecto invernadero”, promovida por los Estados y sus bien remunerados agentes, los ecologistas, se propone cinco objetivos. Uno, usarla como argumento para justificar las “energías renovables” contra la opinión y el deseo de la gran mayoría de la población, que rechaza aerogeneradores y placas solares, destructoras de montes, bosques y árboles. Dos, ocultar que la catástrofe climática en curso es debida a la deforestación extrema que ocasiona el sistema político y económico vigente, estatal y grancapitalista. Tres, la Unión Europea está llenando el Viejo Continente de los ecocidas chirimbolos de las “energías renovables” para alcanzar un cierto grado de autonomía energética como superpotencia imperialista, en su actual pugna con Rusia-China, no para corregir el “cambio climático”. Cuatro, aquella teorética oculta implícitamente que las instituciones estatales y de la UE no estén haciendo nada, nada absolutamente, para forestar con especies autóctonas. Cinco, con tales falacias, los poderes tiránicos constituidos se proponen calmar la inquietud y el temor, justificados, de millones de personas, que padecen las aberraciones climáticas e hídricas.

Lo más grave es que, desactivada la opinión pública por tales monsergas, nada se está haciendo para remediar las causas del mal forestando, de modo que la catástrofe en curso llegará a su cénit en no mucho tiempo, caso de no haber una intervención popular revolucionaria.

Hay que insistir en que lo árboles son los promotores decisivos de las lluvias y agentes categóricos de que la humedad relativa del aire se mantenga elevada, mitigando las temperaturas y contrarrestando el riesgo de incendios de los montes. Por eso se usa la expresión “bosque pluvial”, que es redundante, pues todo bosque lo es, ya que cualquier masa arbórea resulta ser generadora de agua y humedad, en consecuencia, de frescor. Al mismo tiempo, equilibra las temperaturas inverno/verano y día/noche, reduce la fuerza del viento, por tanto, de las tormentas y los huracanes y evita las lluvias torrenciales, así pues, las inundaciones. Su ausencia, o escasez extrema, explica las terroríficas olas de calor que padecemos desde hace decenios. Es la sequedad la que ocasiona las altas temperaturas, y no viceversa.

Una consecuencia resultante, ya citada, es la disminución de las cosechas. Cada año son más los países que pasan de ser exportadores de alimentos básicos a importadores, pues el caos climático inducido origina continuas reducciones en los rendimientos de la agricultura y la ganadería. Pronto apenas quedarán países con capacidad de exportar alimentos, lo que nos está trasladando a un escenario planetario muy preocupante, para algunos apocalíptico. Tal resulta ser la consecuencia de la agricultura capitalista, que es una lastimosa chapuza y una inmensa maldad.

Esto demanda la sustitución del capitalismo agropecuario por una agricultura comunal.


EL PROYECTO ARRENDAJO COMO PRÁCTICA

 

Realizar el PROYECTO ARRENDAJO requiere comprometerse en una variedad de actividades. No se reduce a recoger y sembrar bellotas.

Difusión y comunicación para la concienciación

               Difundir el ideario, programa y fundamentos del PROYECTO ARRENDAJO es imprescindible, una tarea extraordinariamente importante. Por todos los medios disponibles, artículos, videos, audios, conferencias, redes sociales, carteles, libros, prensa local, comarcal y provincial, televisiones, etc.

               Eso necesita que cada persona comprometida lo estudie, para que logre exponerlo y explicarlo con rigor y fidelidad.

               El objetivo es llegar a toda la sociedad, mostrando que los grandes problemas los puede resolver por sí misma la gente común, sin necesidad de apoyaturas institucionales.

Asociación y organización

La actuación colectiva suele ser más eficaz que la individual, Conviene, por tanto, formar estructuras grupales para realizar las tareas de forestación. En su día, sería apropiado formalizar esto, con una asamblea fundacional del PROYECTO ARRENDAJO en tanto que asociación, para elaborar una declaración de objetivos, unos estatutos y elegir una junta directiva.

Mientras, establecer grupos para realizar las tareas globales de la forestación es lo apropiado. Particularmente, para la acción desde las ciudades, bastante más difícil y costosa, el trabajo en equipo es básico. Conviene, por tanto, promover la incorporación de personas y grupos a las tareas de forestación, constituyendo equipos estables que tengan vida asociativa regular.

Recogida y siembra de las bellotas

Hay que fijar dos cuestiones, previamente, dónde se van a recoger y en qué lugares se van a sembrar. El PROYECTO ARRENDAJO llama a que cada persona recolecte unos diez kilos, que ha de sembrar luego. Al hacerlo tiene que fijarse en que no estén parasitadas, desechando aquéllas que tengan en la corteza el agujero del parásito. Para diferenciar las sanas de las vanas se pueden colocar en un cubo con agua, tirando las que flotan. Si se van a guardar más de unos días hay que ponerlas a secar, pues de no hacerlo se pudren, lo mismo si se recogen húmedas.

Los lugares donde hacer la siembra deben ser, en primer lugar, las tierras comunales. También, los bosques de quercus con escasa densidad del arbolado, los pinares de repoblación o de pino resinero abandonados, los bordes de los caminos, los pastizales sin uso, la orilla de torrentes y otros cursos de agua, las tierras municipales, etc. Con autorización del dueño, también en terrenos de propiedad particular.

En zonas montuosas, cerros y similares, conviene sembrar en los lados norte y este, nunca en la vertiente sur y casi nunca en la oeste, pues el calor del sol secará las plántulas en el próximo estío. Hay que estudiar los matorrales, peñascos, copas de los pinos, etc. para que puedan dar sombra a la plántula en los días de verano, sembrando las bellotas en el lugar apropiado.

La operación de la siembra consiste en realizar, con algún objeto afilado, de estaca o metal, un agujero en el suelo de unos cinco centímetros de profundidad y otros tantos de diámetro, donde se colocarán dos bellotas, cubriéndolas a continuación con la tierra previamente removida, y apretando luego ésta con una pisada. La distancia entre cada hoyo de plantación debe ser de unos seis metros.

Es importante dar a conocer todo lo que se realice en este ámbito, grabando videos, escribiendo artículos, informando en las redes sociales, etc. Será útil que tales materiales informativos se hagan llegar a la Asociación del Común.

De las bellotas sembradas, sólo una pequeña proporción llega a convertirse en plántulas de quercus con cinco años de vida, dado lo hostil del clima y las pésimas condiciones edáficas, quizá solo el 10%-15%. A partir de los cinco años su transformación en árbol maduro y productivo a su vez de bellotas queda asegurada en una elevada proporción.

Tareas de debate y crítica

No basta con recolectar y sembrar, se requiere comunicar y dar a conocer, debatir y difundir, criticar e incluso denunciar. Además de la enunciación sobre el “efecto invernadero” es necesario refutar otras interpretaciones que tampoco admiten la decisiva responsabilidad en lo que está sucediendo de la sociedad asentada en megalópolis monstruosas y, como consecuencia, en la agricultura industrial, esto es, en el férreo dominio del ente estatal y el gran capital. Tales formulaciones, en el aspecto práctico, niegan la tarea de forestar y arbolar.

Es el caso de la extrema derecha conspiracionista, cuyo origen son los aparatos de contrainsurgencia de EEUU, la CIA principalmente, que necesitan exculpar al Estado-capital de lo que está sucediendo. Está, igualmente, la teorética sobre la “regulación” del capitalismo por el Estado, como remedio a todos los males medioambientales, que es la versión propia del ecologismo ecocida. No hay que olvidar la crítica del decrecimiento, o proyecto para “salvar al planeta con el capitalismo dentro”, todo un sinsentido.

 Lo mismo cabe decir de las doctrinas colapsistas, que lo esperan todo de la intervención de los entes estatales, una vez que éstos hayan “comprendido” que se avecina una catástrofe. Es una suposición infundada, pues los imperios y los Estados, a lo largo de la historia siempre han escogido, implícitamente, su ruina antes que renunciar a dejar de ser lo que son, a saber, monstruosos entes de poder que ansían siempre más poder, sean cuales sean las consecuencias.

Hay que promover, por tanto, actividades de debate, controversia y critica, como procedimientos imprescindibles para que el ideario y metas del PROYECTO ARRENDAJO tomen cuerpo, penetren en la gente y muevan al compromiso y a la acción.

Actividades de investigación y análisis

En estas materias se requiere un permanente trabajo de investigación, sobre la base de la observación, la práctica y la experiencia. El PROYECTO ARRENDAJO desea apoyar y promover lo que se haga al respecto.


CONCLUSIONES

El escenario mundial originado por la expansión del grancapitalismo y la intervención estatal en la agricultura es sobremanera inquietante. En un primer análisis, parece que la humanidad se encamina hacia un desastre, habiendo escaso margen para el optimismo. Pero todo ello, con ser cierto y ser tremendo, significa al mismo tiempo que el sistema político, económico y social vigente, marcha hacia su autodestrucción, lo que se concretaría en la constitución de una situación revolucionaria en desarrollo a escala planetaria.

Ahí está una gran oportunidad para una transformación total, una revolución integral, por tanto, para una recuperación de los bosques, el clima y el régimen de lluvias.

El futuro, concebido de una manera positiva y estimulante, tiene que ser el de una sociedad comunal. Esto es, con democracia directa, derecho consuetudinario, ayuda mutua, trabajo libre, ausencia de ciudades, agricultura mínima, pueblo en armas, cultura popular, libertades reales, moralidad integral, virtud cívica, erotismo demográficamente activo, virtud personal y ser humano reconstruido.

Así, con razonable esperanza, prudente optimismo y fundamentada fe en el futuro, aunque sin negar la carga colosal de negatividad y malignidad existente, ponemos punto final a esta Guía.

 

        Asociación del Común, otoño de 2024.

ANEXO BIBLIOGRÁFICO

“Naturaleza, ruralidad y civilización”, Félix Rodrigo Mora.

“El libro del agua”, Alick Bartholomew

“Las “malas hierbas” y el proyecto de una nueva civilización”, Félix Rodrigo Mora, en PDF

“¿Revolución integral o decrecimiento?”, Félix Rodrigo Mora

“Árboles de Junta y Concejo. Las raíces de la comunidad”, Ignacio Abella

“Introducción a la cultura de la ruralidad. La bellota y otros asuntos”, Félix Rodrigo Mora, en PDF.

“El comunal”, Félix Rodrigo Mora

“El hambre que viene. La crisis alimentaria y sus consecuencias”, Paul Roberts.

“Manual para una revolución integral comunal”, Félix Rodrigo Mora

 

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jueves, 9 de mayo de 2024

Jueves 16 de mayo, 19:30h. Pasado presente y futuro del Comunal. Una mirada a la Dehesa de la Villa

Proyecto sobre la Dehesa de la Villa como bosque comunal  junto con Espacios Comunes Lorenzana y otras asociaciones, para dar a conocer una realidad de profundas raíces pero desconocida o tergiversada y que vamos a seguir tratando después del jueves próximo con otras actividades y más investigación y difusión.

¿Repetiste el cuento del feudalismo donde los pueblos eran siervos sin tierras? Este y otros mitos sobre nuestra historia ocultan y falsifican lo que fue el comunal y su organización popular. Para nuestros antepasados las Dehesas fueron lugares de usos y aprovechamientos. Toda Comunidad de Villa y Tierra, como lo era Madrid, contaba con Dehesas de bosque comunal, de caza y ganado, sostenidas por concejo abierto. El concejo obedecía a una cosmovisión de convivencia donde todos los vecinos del pueblo ―hombres y mujeres― se reunían en asamblea para decidir sobre sus comunales. El comunal era una forma de vida en libertad que cohesionaba familias y comunidades. Con las desamortizaciones del s. XIX el Estado usurpó 20 millones. de hectáreas para dar cauce al capitalismo. Con la recuperación de esos comunales se podrán afrontar muchos de los problemas de nuestro tiempo. En esta charla te invitamos a reflexionar sobre "El pasado, el presente y el futuro del comunal, con la mirada puesta en la Dehesa". ¡Te esperamos el 16 de mayo en calle Lorenzana 2, Madrid!

Descargar nota sobre el Comunal de la Villa y Tierra de Madrid donde encaja la Dehesa de la Villa.

Es un asunto ignorado que hay que destapar, difundir y profundizar y para eso esperamos contar con quienes se incorporen de nuevas o tengan ya alguna información.

domingo, 3 de marzo de 2024

El comunal, su historia y proyección para entender el alcance de la Dehesa de la Villa como bosque comunal



El Proyecto de arrendajos de Madrid “El comunal, su historia y proyección para entender el alcance de la Dehesa de la Villa como bosque comunal” ha sido seleccionado por El Laboratorio ciudadano Dehesa de la Villa, formado por varias asociaciones de la zona de Tetuán, Madrid, junto a seis Proyectos más que pretenden impulsar la vida colaborativa en torno a la Dehesa de la Villa.

Los días 15 (a las 11:45) y 16 de marzo (a las 19:30), en la Asociación Espacios Comunes Lorenzana, C/ Lorenzana 2 Madrid, vamos a hacer propuestas, junto con quienes se apunten, para divulgar el pasado, presente y futuro del comunal en relación con la Dehesa de la Villa como bosque comunal.

Para participar en las jornadas de programación de los Talleres, los días 15 y 16 de marzo, hay de plazo hasta el día 13 de marzo para solicitarlo.

La información de las jornadas y los proyectos y cómo y dónde pedir la asistencia está en este enlace:

sábado, 20 de enero de 2024

La deforestación, la sequía y la crisis hídrica de la ciudad


Cada vez son más las ciudades, en todos los continentes, que preparan planes de evacuación, total o parcial, de sus vecindarios debido a que las progresivamente intensas y prolongadas sequías hacen improbable garantizar el abastecimiento de agua. Esto ya se efectuó en alguna urbe de nuestro país cuando la sequía de 1992-1994, y en el presente varías grandes ciudades de Cataluña y Andalucía miran con ansiedad al cielo, pues si no llueve pronto y en abundancia habrá que tomar medidas extraordinarias, dramáticas incluso.

Por todos los continentes los ríos, también los más caudalosos, suelen bajar con un caudal disminuido. En algún momento, cierto es, vuelve a llover, por lo general diluviando, y se recuperan, llenan sus embalses e incluso tienen lugar nocivas inundaciones, pero todo eso es el preludio de una sequía aún mayor. El canal de Panamá está infrautilizado porque los ríos y lagos que le abastecen de agua han quedado exhaustos por la pertinaz sequía, de modo que sólo barcos de pequeño y mediano tamaño pueden atravesarlo, lo que nunca ha sucedido en los más de cien años de servicio de dicha vía acuática. Por todo el planeta, las cosechas están empequeñeciendo por la sequía, en los cereales, la caña de azúcar, las hortalizas, el aceite de oliva, los frutales, el arroz, etc. Lo mismo sucede con muchas praderas y pastizales. Los bosques y las plantaciones forestales sufren e incluso sucumben al llamado “estrés hídrico”, con cada vez más árboles muertos, a veces bosques enteros. 

Las inundaciones más devastadoras siguen a las sequías más prolongadas, lo que indica que el clima se está haciendo desértico, propio de las áreas desarboladas. Viene siendo habitual que, debido a la escasez, irregularidad y baja calidad de las lluvias, así como al vaciamiento de los acuíferos, entre el 10% y el 40% de las tierras de regadío ya no puedan ser puestas en cultivo, pues no hay agua para todas. El calor excesivo en fechas inusuales, así como los vendavales que desecan la tierra, contribuyen a marchitar y deshidratar. 

Los árboles fructuosos, sometidos al vaivén de alteraciones climáticas descontroladas son menos productivos cada año. Sufren hoy frio intenso con tormentas de hielo y nieve, mañana sequía prolongada, luego vientos huracanados, a continuación, un calor nunca antes padecido, como consecuencia, el desplome de la humedad relativa del aire, cada vez más, el descenso de la capa freática, de manera que sus raíces ya no pueden llegar a ella en pos del agua, etc., En consecuencia, son menos fértiles, están más enfermos, padecen más plagas, requieren de más tratamientos fitosanitarios, se reproducen peor y mueren antes.

La expansión demente de la agricultura industrial y la ganadería en macrogranjas, destinadas a abastecer de alimentos a las ciudades, ha originado una destrucción a una escala descomunal, en los últimos cincuenta años, de los bosques y los montes arbolados. Así pues, estos ya no pueden cumplir su función de estimular el ciclo del agua, de propiciar las lluvias, de refrescar, nutrir y regular, de evitar los extremismos climáticos, desde las sequias a las heladas devastadoras y las ventiscas. Todo en el clima se ha descontrolado, de manera que, en determinadas áreas, en una misma semana puede haber temperaturas tropicales y heladas, sobre la base de una sequía omnipresente. Esos vaivenes antinaturales en las temperaturas caotiza, por ejemplo, la circulación de la savia, haciendo que el árbol se vaya degradando a un estado de confusión biológica primaria que lleva a su decadencia primero y luego a su muerte prematura.

Pero no es sólo la deforestación, la destrucción de los bosques, pues también cuenta el uso masivo de herbicidas, que destruyen lo verde vegetal en sus expresiones menores, cierto, pero no menos importantes para que el clima sea propicio a la vida. En efecto, cada hoja de hierba, de “mala hierba”, arroja a la atmósfera una cantidad de vapor de agua, infinitesimal sin duda, pero dado que las hierbas y sus hojas existen (existían…) por billones de billones, el efecto unido de todas ellas en la tarea de hidratar el aire era notable. El uso masivo de aquellos productos químicos, tan tóxicos, contribuye a explicar lo baja que es la humedad relativa del aire en la mayor parte de los meses del año, asunto particularmente funesto en nuestro clima mediterráneo[1]. Como es sabido, los montes arden igual antorchas en cuanto dicha humedad desciende del 30%... 

Pero eso, aun siendo grave, no es lo peor, pues con porcentajes tan bajos de vapor de agua en el aire no es posible que la flora toda, y también la fauna, puedan refrescarse con las manifestaciones de la lluvia oculta, sobre todo el rocío nocturno, propio de aquellas noches del estío en las que las temperaturas caen. El rocío favorece que las bellotas sembradas en el Proyecto Arrendajo, o las que se desprenden de manera natural de los quercus y queden disponibles para germinar, lleguen a hacerlo y luego resistan el calor veraniego durante sus primeros años de existencia. De ellas saldrán árboles que estimulen las lluvias, lo que dará continuidad y multiplicidad al ciclo natural del agua. Con tan baja humedad relativa las tormentas de verano se han hecho escasas, lo que es calamitoso, igualmente, para el arbolado…

Volviendo a la primera parte del artículo, hay que señalar que varias grandes ciudades de Cataluña y Andalucía están en una situación preocupante por la escasez de agua para abastecer a su vecindario. En todo el mundo hay cientos, quizá miles, de megalópolis en similar situación. Las autoridades toman medidas, restringir el uso del agua, prepararse para traer el líquido elemento en buques tanque, perforar nuevos pozos cada vez más profundos, realizar más trasvases[2], etc., pero todo eso es harto insuficiente, y a medio plazo insostenible, de manera que dichas ciudades tendrán que ser abandonadas, si no todas ellas al completo sí en un porcentaje de su población.

Las instituciones hablan de “calentamiento global” pero lo decisivo es la desecación global, la desertificación planetaria.

Así pues, va a ser el problema del agua el que ponga en evidencia la artificiosidad y negatividad de la ciudad, su naturaleza inviable e irracional. Metrópolis como Barcelona, Girona, Málaga, etc., y aglomeraciones como el Campo de Gibraltar, la Costa del Sol, etc. están al límite de sus capacidades por escasez de agua. Sin duda, esta vez, en esta sequía, todavía la cosa no llegará al extremo, lloverá y la situación se mantendrá. Pero mirando hacia adelante, en unos pocos años, el colapso hídrico es inevitable. Se debió haber aprendido la lección cuando la sequía de 1992-1994, pero no, del mismo modo que no se tomará nota de la sequía actual, que comenzó en 2021. 

En este desastre hórrido, y en lo que todavía queda por venir, ha terminado la llamada revolución agrícola de los años 50 a 70 del siglo XX, presentada por las autoridades como un prodigio y una maravilla capaz de resolver todos los problemas, comenzando por el del hambre en el mundo… En este y en otros muchos, comenzando por el declive acelerado de la fertilidad media de los suelos agrícolas. 

Es imposible aprender porque el sistema social actual es rígido e irreformable, no admite cambios más allá de cominerías e insignificancias. Sólo en condiciones extremas, catastróficas, apocalípticas, tomará medidas, siempre primando la propia supervivencia, disposiciones liberticidas, represivas y de una efectividad entre escasa y baja por un tiempo reducido, que al final lo empeorarán todo. Por eso se requiere, para cambiar razonablemente lo decisivo, de la revolución.

Así pues, al efectuar en la práctica el Proyecto Arrendajo estamos yendo por el buen camino, por el único camino.

Recordemos nuestro programa: 1) forestar y forestar, con bellotas sobre todo, pero también con otras especies arbóreas autóctonas, 2) reducir significativamente la superficie destinada a la agricultura, para retornar lo así recuperado en suelo al bosque, al monte y al pastizal, en la península Ibérica y en todo el planeta, 3) abandono de las ciudades, voluntario y paso a paso, efectuado por grupos, familias y personas que desean instalarse en el campo, dejando las megalópolis, 4) promover una alimentación alternativa basada parcialmente en plantas silvestres y frutos no cultivados, 5) sustituir las macrogranjas por la ganadería extensiva, comunal y de pequeños propietarios, 6) combinar de todos los modos posibles la agricultura, la ganadería y la silvicultura, 7) eliminar el latifundismo capitalismo agrario, estatal y de las grandes compañías privadas, fomentando la pequeña y mediana propiedad, en el marco de una sociedad agraria comunal regida por el sistema de concejo abierto y el derecho consuetudinario, 8) preparase para los tremendos sucesos por venir, que van a tener mucho de apocalíptico, viviéndolos activa y comprometidamente, sin temor y con fuerza transformadora, para lograr en su marco una modificación radical del orden social, político y económico. Eso es el meollo del Proyecto Arrendajo.

Cuando la escasez de agua sea tan crítica que muchas ciudades ya no puedan sostenerse, sumada ésta con otras muchas disfunciones, se habrá creado una situación posiblemente revolucionaria en el plano objetivo. En el momento en que, por ejemplo, Barcelona, ya no puede garantizar el abastecimiento de agua a su vecindario, entonces el prestigio y credibilidad del actual sistema de organización de la sociedad se verá muy seriamente afectado. Ese será el momento de pasar a la acción en pro del gran cambio revolucionario que preconizamos.

Mientras, sigamos por el único camino efectivo, el marcado por el programa e ideario del Proyecto Arrendajo.

Félix Rodrigo Mora
esfyserv@gmail.com
felixrodrigomora.org

[1] En la agricultura popular, comunal y de los pequeños y medianos propietarios, el desyerbado de los cultivos de secano se efectuaba a mano, como tarea comunitaria de ayuda mutua, labor que en Castilla se denominaba escarda. El vaciamiento de los campos por exigencia de la voluntad de poder estatal, realizada en las ciudades, dejó la ruralidad sin mano de obra suficiente para efectuar de ese modo tan imprescindible tarea, que ahora se hace con productos químicos letales. Es verdad que existen otros sistemas, desyerbado mecánico, por descargas eléctricas, con macro sopletes de gas, etc., pero tales son marginales. Sólo con campos llenos de personas, esto es, en una sociedad sin ciudades, puede existir la masa humana requerida por esta tarea, para que no se haga larga y agotadora. Por eso desaciertan quienes creen que los problemas medioambientales se resolverán cuando el capitalismo sea “regulado” por el Estado, teoría mussoliniana. Pero, ¿cómo haría el Estado para eliminar los herbicidas? ¿obligaría a millones de personas a ir a los campos a desyerbar a mano?, ¿o bien liquidaría las ciudades? Lo primero es irrealizable, además de contrario a las libertades individuales, y lo segundo es imposible, pues el Estado se organiza en ellas, de modo que le son imprescindibles. Así pues, no podría hacer nada, salvo seguir con los herbicidas. Los problemas, tan graves que padecemos exigen de una organización nueva de la vida social, pues no tienen solución manteniendo esta tal y como está para luego dotar al ente estatal de un poder aún más omnímodo que el que ahora posee. El ecologismo lleva ya más de medio siglo con su teoría fascistoide de la “regulación” y los efectos a la vista están. Por cierto, quienes la defienden suelen “olvidarse” de forestar. No aman a los árboles, pues todo su amor va hacia el Estado…

[2] Por suerte ya no discursean sobre las plantas desalinizadoras, uno de las peores estafas que la ideología de la modernidad y sus rufianescos sostenedores han realizado. En efecto, si algo ha sido un fracaso sonado son las instalaciones industriales destinadas a convertir el agua del mar, salada, en agua de uso general, dulce. Pero hasta hace muy poco se decía desde el poder constituido que no había por qué preocuparse, y que no era necesario reforestar, pues tales resolverían el problema del agua. Ahora sabemos que no es así. Sólo el 2-3 % del agua de uso general a escala mundial es de origen desalinizado, considerando que ésta es cara, muy contaminante y sobre todo de baja calidad, de modo que sólo con diversas operaciones añadidas puede utilizarse como agua de boca. Mientras el Levante ibérico padece una sequía estremecedora, porque hace ya seis meses que no llueve en condiciones, nadie se atreve a hacer mesianismo con la desalinizadora de Torrevieja (Alicante), la mayor de Europa, dada su conocida inefectividad, aunque es probable que las autoridades vuelvan a la carga, demagógicamente y a la desesperada, cuando las áreas turísticas y ciudades próximas, por no citar a las zonas hortícolas, yo no puedan ser abastecidas de agua, en unos años… Sin duda, cuando la crisis hídrica alcance el clímax, se acudirá a las desalinizadoras, y dado que estás originan litro y medio de desechos tóxicos, a devolver al mar, por litro de agua más o menos potable producida, el Mediterráneo será convertido en un nuevo Mar Muerto, a la vuelta de unos años. Así es la lógica del sistema vigente.

Por todos los continentes los ríos, también los más caudalosos, suelen bajar con un caudal disminuido. En algún momento, cierto es, vuelve a llover, por lo general diluviando, y se recuperan, llenan sus embalses e incluso tienen lugar nocivas inundaciones, pero todo eso es el preludio de una sequía aún mayor. El canal de Panamá está infrautilizado porque los ríos y lagos que le abastecen de agua han quedado exhaustos por la pertinaz sequía, de modo que sólo barcos de pequeño y mediano tamaño pueden atravesarlo, lo que nunca ha sucedido en los más de cien años de servicio de dicha vía acuática. Por todo el planeta, las cosechas están empequeñeciendo por la sequía, en los cereales, la caña de azúcar, las hortalizas, el aceite de oliva, los frutales, el arroz, etc. Lo mismo sucede con muchas praderas y pastizales. Los bosques y las plantaciones forestales sufren e incluso sucumben al llamado “estrés hídrico”, con cada vez más árboles muertos, a veces bosques enteros.



28 de enero, siembra de bellotas en Torre de Miguel Sesmero