martes, 28 de enero de 2025
sábado, 4 de enero de 2025
EL SISTEMA DE ESTADO-MEGALÓPOLIS Y LA DEFORESTACIÓN PLANETARIA
En el año 2007 la población urbana en todo el mundo superó por primera vez el 50%, y para 2050 se estima que llegará a ser el 65-70%. Estos datos son desasosegantes pues, por sí mismos, muestran y miden el grado de deforestación en todo el planeta y, como consecuencia, la notable gravedad y patológica variedad de las anomalías climáticas. Porque, a más concentración de la población en las áreas urbanas y las grandes ciudades, mayor ha de ser la superficie agrícola destinada a alimentar a aquélla, y, por tanto, más extensa e intensa tiene que ser la pérdida de la cubierta arbórea.
El contrarracional amontonamiento de las gentes en las grandes ciudades, con el consiguiente vaciamiento del campo, resulta directamente del incremento del poder, la capacidad y la complejidad de los entes estatales. A más Estado más megalópolis, y a más megalópolis más áreas agrícolas, esto es, más superficie sin bosques ni montes ni árboles naturales. Lo mismo puede afirmarse sobre la concentración de la propiedad y el auge del gran capitalismo, que ocasiona los mismos efectos, en primer lugar, el crecimiento de las grandes urbes, de las metrópolis. Entre 2015 y 2023 el número de las fortunas superiores a los 1.000 millones de dólares se han incrementado en un 120%, lo que hace que las grandes compañías capitalistas están arrinconando a la pequeña y mediana propiedad y organizándolo todo.
Los efectos de esto son los mismos que los del aumento del poder de los Estados: más ciudades y cada día más grandes, con el consiguiente incremento de los espacios deforestados entregados a la agricultura. Nunca ha sido, por tanto, más cierto, el dicho sobre que "los bosques preceden a las tierras agrícolas y los desiertos las continúan".
Un planeta desprovisto, o mínimamente provisto, de bosques y árboles es una aberración, un ente antinatural de efectos temibles. En lo climático, tal situación perturba radicalmente el ciclo del agua en la naturaleza, provocando un vaivén de sequías devastadoras e inundaciones terroríficas. La sequía, junto con lo ínfima de la cubierta vegetal arbórea, ocasiona una notable elevación de las temperaturas promedio, con olas de calor de letales efectos, pues en 2023 en nuestro país unas 47.000 personas han muerto por causa, directa o indirecta, de ellas.
Por eso, el Proyecto Arrendajo, además de llamar a reforestar a partir de la iniciativa popular, colectiva e individual, denuncia la situación actual y su catastrófica deriva. La solución está en la distribución libre, voluntaria y equilibrada de la población por toda la superficie de la tierra y establecer una economía comunal combinada con la pequeña y mediana propiedad, para que haya una combinación armoniosa de tierras de bosques y montes, espacios cultivados y pastizales, de manera que una parte fundamental de la superficie del planeta vuelva a estar con árboles, esto es, con vida, con agua, con frescor.
La precondición es la desaparición del sistema de Estado-megalópolis y de gran capitalismo-megalópolis. El primero tiene que ser sustituido por un régimen de democracia directa y el segundo por un orden comunal que englobe todas las actividades y ramas productivas, no sólo a las agrícolas, con una fuerte presencia de la propiedad familiar y la pequeña propiedad.
Eso, en efecto, es una revolución respecto a la situación actual. Sin ella avanzamos hacia un apocalipsis climático, hacia un desierto universal. Forestando atenuamos sus efectos y, además, preparamos dicha revolución como transformación integral de auto-organización social, económica y política.
¡BUEN AÑO REFORESTADOR 2025!
ASOCIACIÓN DEL COMÚN