martes, 3 de agosto de 2021

Acerca del incendio en Santa Coloma de Queralt


Recientemente hemos sido testigos de cómo el incendio iniciado en Sta. Coloma de Queralt ha arrasado borde 1.700 hectáreas. Un hecho que, por desgracia, si no se analizan las condiciones que han permitido la expansión de éste y se emprenden las medidas para facilitar un cambio en la gestión forestal de nuestros bosques, difícilmente se podrá resolver.

En concreto creo que deberíamos fijar en qué tipo de cobertura forestal predomina en los terrenos que se han quemado. En cuanto a terrenos de cultivo, el predominante en la zona son los cultivos de sembrado que, como es de esperar, en la época del año en que estamos están completamente secos y, a pesar de estar ya segados, en algunos casos las llamas avanzan sin dificultad a través de estos.

La problemática de los pinos

En los bosques de la comarca por desgracia predomina el pino, un árbol que en su día se promovió especialmente para el aprovechamiento de su resina para elaborar barniz y otros productos los cuales actualmente se producen a partir de derivados de petróleo.

Esta resina por desgracia es una materia inflamable, que una vez iniciado un incendio actúa como combustible de este facilitando que las llamas avancen vorazmente y suponen una dificultad mayor para su control. Las piñas de estos pinos cuando estallan debido al calor se pueden proyectar llegando hasta 1km de distancia, dando inicio a nuevos focos secundarios.

Los pinos deberían ser vistos como combustible en forma de árbol que en caso de incendio serán fácilmente arrasados por el fuego.

Obstáculos burocráticos

Los bosques que se han quemado están completamente abandonados en parte también debido a la dificultad que tienen los propietarios para poder aprovechar la madera de estos.

Debería facilitarse por parte de la administración que éstos puedan aprovechar la madera de sus bosques respetando unos mínimos, como pueda ser reducir la densidad hasta un mínimo de un ejemplar grande (que provea de buena sombra) separado por unos 10 metros (o la distancia que se considere más oportuna) de los demás.

Promoción de la ganadería extensiva

Por desgracia la ganadería extensiva en los últimos años sigue en un constante declive respecto a la cría de ganado en intensivo. Creo que se debería promover no sólo con medidas económicas, sino también culturalmente el respeto hacia aquellos que con su trabajo ayudan también a mantener los sotobosques nietos.

Para esta tarea la ganadería extensiva de cabras, sobre todo en zonas de montaña, es la que más protagonismo debería tener ya que estas se alimentan del ramaje bajo los árboles.

Forestación con quercus en lugar de pinos

Actualmente esta desgracia también nos plantea la oportunidad de replantearnos si realmente es adecuado seguir replicando el mismo patrón de forestación que se ha seguido las últimas décadas sin tener ni siquiera en cuenta la vegetación que era típica de la zona. Esta la podemos ver normalmente en las zonas donde la mano humana difícilmente ha podido intervenir para extraer recursos sin ningún tipo de miramiento. Por ejemplo, en las zanjas de la zona podemos observar aparte de árboles típicos de zonas de río también la abundante presencia de robles rebollos.

Los quercus se caracterizan porque su semilla son las bellotas. En concreto destacan la encina, el roble melojo, la coscoja, el alcornoque y el roble pirenaico (que también encontramos en cotas altas como en la zona de Prades). Destacan también por la densidad de su madera que en caso de incendios contribuye a dificultar en gran medida que estos lleguen a quemarse.

La forestación con bellotas permite cubrir extensiones considerables sin requerirse ninguna infraestructura destacable como apoyo detrás. Una vez llega el otoño y las bellotas ya están maduras, poniéndolas a remojo para descartar las que estén carcomidas y dejándolas en agua 24h (el día antes de plantarlas) si se quiere ayudar a facilitar la germinación sólo necesitamos determinar la zona a monte y una herramienta tan sencilla como una plantadora de huerto para evitar que los jabalíes noten los lugares donde están enterrados y aumentar las probabilidades de que sobrevivan.

También hay que decir que respecto al plantel los árboles que nacen de forma natural en el mismo lugar tienen una mayor adaptación al terreno y no requieren prácticamente riego alguno. Si llegan a sobrevivir los 5 primeros veranos su supervivencia estará asegurada.

Evapotranspiración y lluvias

Los quercus debido a su potente sistema radicular son capaces de acceder a las aguas subterráneas, lo que los pinos debido a su sistema radicular superficial no pueden hacer. Con la exposición al calor la humedad que emiten los árboles al aire contribuye posteriormente al aumento de las precipitaciones en una zona.

La cobertura vegetal también facilita la regulación de los fenómenos climáticos moderando las temperaturas y reduciendo así los contrastes térmicos.

La montaña de San Juan como caso práctico sobre la problemática a la que nos enfrentamos.

En la zona de la montaña de St. Juan en Montblanc encontramos un claro ejemplo de la pinificación que se dio en el estado especialmente desde los años 60.

Antiguamente esta zona era un robledal que da en la cara norte de la montaña. Posteriormente se abancaló para su aprovechamiento agrícola y hace más de 40 años se reforesta con pinos, que en muchas zonas crecen de manera raquítica debido a la exagerada densidad por metro cuadrado de estos.

En zonas así en un futuro también nos podemos encontrar con incendios devastadores como el que se ha producido. Es por ello que desde el Proyecto arrendajo defendemos una reforestación de nuestras montañas (en este caso sustitución progresiva) de una manera racional y sostenible mediante el uso de los quercus de la península mejor adaptados a las condiciones de la zona y que tienen un bajo riesgo de incendio.